En una sociedad donde se rinde culto a la ausencia de valores, tenerlos como norma de vida, a veces, puede resultar más perjudicial que beneficioso. Es un gran riesgo que corren aquellos hombres que en ninguna circunstancia renuncian a sus principios.
Hipólito Mejía, puede que sea uno de los políticos más sinceros que haya tenido este país. La imperante inversión de valores traducida al campo político, ha tenido mucho que ver con los peores momentos que ha pasado en su ejercicio político. Es el precio que se paga cuando importa más engañar y decir mentiras convenientes que ser transparente y decir la verdad, aunque perjudique.
La trayectoria de Hipólito Mejía, refleja una conducta divorciada del engaño y la mentira. Sin embargo, es el recurso que más utilizan sus enemigos para combatirlo. Aunque su prestigio y sus éxitos personales y políticos se adornan con la virtud de la verdad, también ha sido víctima de su negación perversa, utilizada como arma política por sus adversarios. Un ejemplo fehaciente sucedió en la campaña del 2004, cuando una conspiración de falsedades y tergiversaciones utilizadas en su contra, resultó el arma política más efectiva para impedirle sus propósitos electorales.
La infamia, la mentira y la distorsión de la verdad, fueron determinantes en la maliciosa campaña electoral que tuvo que enfrentar Hipólito Mejía. La crisis bancaria y los problemas económicos y financieros que desencadenó, proporcionaron argumentos manipulables para obtener un inmenso capital político en contra del gobierno. Se ocultaron verdades y causas reales, mientras, se inyectaba en la conciencia del votante la versión más retorcida de los hechos. Por esta manipulación, tanto de sus causas como de los efectos de la misma crisis, el PLD pudo desplazar a Hipólito Mejía del gobierno en las elecciones de ese año. Aunque perversa, no fue menos astuta y efectiva la campaña de descrédito contra él y su gobierno.
Posteriormente continuarían hundiendo el prestigio político de Hipólito Mejía a base de la infamia y la calumnia, a tal punto que, cuando declaró sus aspiraciones por la candidatura del PRD, contaba a penas con un 2% de aceptación en las preferencias internas de ese partido.
Cuando ya se perfilaba como triunfador en la Convención del PRD, por su internamiento para una simple operación de Hipertrofia Prostática, se dijo que tenía “una enfermedad terminal”, y sus adversarios pregonaron regocijados que “ya le quedaba muy poco tiempo”. La repuesta categórica se produjo cuando del quirófano salió para integrarse a una intensa campaña que desmintió rumores y le llevó al triunfo en la Convención del pasado 6 de junio.
Ante su avance inexorable en las preferencias electorales con miras a las elecciones del próximo año, se acude de nuevo a la mentira infame y a la distorsión perversa de la verdad, tratando de disminuir un posicionamiento electoral que está determinando el inevitable cambio político en la conducción del Estado a partir del año que viene.
Siendo candidato presidencial del PRD, ahora las saetas de la maledicencia provienen de nuevo del Partido de la Liberación Dominicana. Cuando dijo que utilizaría los ex militares para enfrentar la inseguridad ciudadana, difundieron que había dicho que iba a reintegrar a todos los ex militares, un tema sensible que fácilmente se manipula en perjuicio de quien lo trata. Era la pretensión del oficialismo, por lo que pusieron en boca de Hipólito Mejía algo que nunca dijo.
Cuando en su discurso de proclamación el ex Presidente de la República se refirió al uso político que le ha dado el gobierno a la Tarjeta de Solidaridad y que se deponía a depurarla, se tergiversaron sus palabras con toda la mala leña. Se dijo que el ex Presidente había dicho que de llegar de nuevo a la presidencia, suspendería esas tarjetas, cuando en realidad dijo que él había iniciado ese importante programa y que lo continuaría.
Cuando Hipólito Mejía resultó vencedor en la Convención de su partido, Aliados internacionales del gobierno, se empeñaron en difundir la especie de que los inversionistas extranjeros veían amenazado sus capitales en el país ante la posibilidad de un triunfo de Hipólito Mejía.
En los últimos meses, la tasa cambiaria viene registrando un ligero aumento, este corresponde a una proyección que había hecho el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo desde el año 2008 el cual establecía que para este año la tasa cambiaria promedio podía ser 38.70x1, pero ahora se dice que el incremento se produce por la intranquilidad que causa en el sector monetario, la posibilidad de que Hipólito Mejía sea de nuevo el Presidente.
Vimos recientemente cómo un acérrimo enemigo político de Hipólito Mejía, hacía el ridículo en un programa de televisión, cuando, cayendo en su propia trampa, quiso sacar capital político a una repuesta que dio el ex Presidente a un periodista de CNN al preguntarle si era multimillonario y él respondió afirmativamente. Independientemente de cuál sea su fortuna, el malicioso abogado ignoró que se puede ser multimillonario con solo tener dos millones de pesos. La desesperación por denigrar, provoca estas torpezas.
En los últimos días, han retomado el tema de la salud de Hipólito Mejía. Aprovechando un viaje que hizo por varios días a los Estados Unidos, crearon el rumor avieso de que “ha decaído de nuevo”, “ahora sí que es grave”, “es un viaje de salud buscando solución a su grave problema”, etc. Intencionalmente, ignoran que en esos días realizó una intensa labor en busca de fortalecer su posicionamiento en los Estados Unidos. Estas infamias tampoco prosperaron ya que los reportes sobre el éxito de su recorrido, fueron suficientes para desmentir la cadena de especulaciones negativas que se difundieron en el país.
La condena de los banqueros acusados de los fraudes bancarios y el reconocimiento general de las medidas para salvar ese sistema, destruyeron la razón del descrédito por ser “responsable de la crisis del 2003”; el descargo en los tribunales de los funcionarios perredeístas sometidos por corrupción, derribó ese argumento en el gobierno de Hipólito Mejía, en cambio, la impunidad ha prevalecido en los gobiernos peledeístas, porque los acusados por la misma causa, ni siquiera han sido llevados a las tribunales; la carestía de los artículos de la canasta familiar, se constituyó en fuerte argumento de campaña contra Hipólito Mejía, pero ahora se invalida porque los incrementos son mayores; los aumentos de los combustibles, ahora son exagerados y sin respetar la Ley de Hidrocarburos; el pretexto de haber hecho “un mal gobierno”, se debilita porque todo lo anterior hace de este, un gobierno peor a cualquier otro.
Sin argumentos sólidos para atacar políticamente a Hipólito Mejía como candidato, el PLD ve la necesidad de conseguir su descalificación en cualquier forma. Es obvio que los estrategas del PLD están al acecho de toda situación que se presente en la vida del ex mandatario o cualquier expresión suya para tergiversar su sentido y hacer entender a la gente que dijo lo que no dijo. Tal parece que la estrategia es retorcer lo que dice, presentando una versión opuesta para que la gente crea que dijo lo que al PLD le interesa que diga. Obviamente, siempre es una versión negativa que busca dejar al ex presidente en ridículo frente al pueblo y que eso se traduzca pérdida de la preferencia electoral que hasta ahora le favorece.
Derribados los argumentos que fueron atendibles y resultaron exitosos para el PLD en otras campañas, ahora se empeñarán en crear situaciones para desacreditar al candidato del PRD. Se trata de una conspiración de mentiras y tergiversaciones para descalificar a Hipólito Mejía, un candidato fuerte, que no encuentran forma cómo enfrentar.
