martes, 5 de junio de 2012

5 Junio 2012, 07:00 AM
Peña, Jacobo, Jacinto, Hipólito... Sí, Hipólito Mejía, César Medina 
 
Por CESAR MEDINA
De Peña Gómez se dice que ha sido “el más grande líder político de masas” que ha tenido la República. Murió a los 61 años, en el momento cumbre de su liderazgo, cuando nadie osaba disputarle la jerarquía partidaria.
Jacobo Majluta, su compañero de andanzas partidarias en los tiempos difíciles, dos veces candidato presidencial y Presidente efímero por 40 días, murió a los 62 años, cuando aún le quedaba mucho que dar al país.
Jacinto Peynado, el único de abolengo político ñhomónimo de su abuelo Presidente en el 1938ñ, discípulo aventajado de Balaguer, Vicepresidente y dos veces Senador de la República, murió a los 63 años.
Ellos tres, que fueron los más adelantados del liderazgo partidario de relevo después de Trujillo y la generación que le sucedió tras la decapitación de la tiranía en el 1961, murieron en un lapso de ocho años, con 61, 62 y 63 años. Y como por ironías de la vida, los tres murieron de cáncer localizados en la zona abdominal, enfermedades agresivas, letales, que les dieron poco espacio para luchar por sus vidas.
Los tres casos tienen la especial particularidad de que fueron liderazgos desarrollados a la sombra y a contrapelo de sus maestros: Peña y Jacobo como discípulos de Juan Bosch; Jacinto Peynado bajo la sombrilla de Joaquín Balaguer. Y en algún momento los tres confrontaron a sus maestros y hubieron de marchar solos, apostrofados por muchos de sus propios compañeros.
Bosch vio morir a sus dos discípulos antes de fallecer a los 88 años aquejado de una grave enfermedad neurológica; Balaguer murió dos años antes que Jacinto, pero después de Jacobo y Peña.
Los cinco cerraron tal vez el ciclo más dramático y convulso de los últimos 80 años de nuestra historia, si incluimos los 31 años de la dictadura de Trujillo en los que por lo menos los dos octogenarios jugaron roles estelares. Uno de ellos ñBalaguerñ como cortesano del régimen. El otro ñBoschñ como rabioso opositor y exiliado político.
Y los otros tres ñPeña, Jacobo y Jacintoñ como relevos naturales de un liderazgo anciano que hasta el último momento se resistió al reemplazo y murieron casi juntos. Los cinco entre el 1996 y el 2002. ¡Una trastada del destino!
Las fracturas del PRD
El PRD es el partido más viejo de nuestra historia. Ninguna otra formación política, en ninguna época, ha durado lo que el PRD, 73 años, desde 1939 hasta el día de hoy. Asimismo ha sido el partido que más divisiones ha sufrido. Dos de sus cinco fundadores ñJuan Isidro Jimenes-Grullón y Juan Bosch y Gaviñoñ se pelearon semanas después de constituirlo en La Habana, Cuba.
A partir de entonces el PRD se ha dividido cuchumil veces. Y como por arte de magia vuelve a recomponerse... “Eso no hay quien lo acabe”, comentaba hace poco un conocido historiador nuestro que ha escrito hasta ensayos sobre esta historia de amor y desamor como en los mejores tiempos de la novelista Corín Tellado.
La fractura más severa, independientemente de la salida de Bosch en l973, se produjo, sin embargo, a partir de la derrota de 1986 cuando Jacobo Majluta perdió por un pelo ñmenos de 30 mil votosñ de Joaquín Balaguer. De esa derrota los majlutistas culparon a Peña Gómez bajo el argumento de que no se integró a la campaña.
Si se guarda la distancia y los actores, la situación actual es una calcomanía de aquel escenario. La convención perredeísta de 1985 para escoger al candidato terminó como la fiesta de los monos, pero no a rabazos sino a tiros limpios. El famoso “Concordazo” no definió al candidato sino muchos meses después con la intervención del entonces presidente Jorge Blanco que se puso de acuerdo con Peña Gómez para nominar a Jacobo Majluta. Pero Peña jamás aceptó de buena gana ese acuerdo y el resultado se conoce: Balaguer de vuelta al poder por 10 años.
Entre 1986 y 1990 el PRD no salió de un embrollo hasta que culminó con una división formal con la integración de dos nuevos partidos, el Bloque Institucional Socialdemócrata, de Peña Gómez, y el Partido Revolucionario Independiente, de Majluta. Ahí se partió el PRD en dos mitades hasta que se produjo la jugada maestra de Balaguer. Maniobró para que la Junta Central Electoral, que entonces presidía Froilán Tavárez, reconociera a la facción de Peña como la representación genuina del PRD. Eso le garantizó la reelección al zahorí líder reformista.
En esas está el PRD de hoy, 22 años después, ya fallecidos todos los actores de aquella época. Como si el tiempo se hubiese anclado para repetir el mismo drama.
Y ahora... ¡Hipólito!
Hipólito Mejía llegó al poder por un chepazo, un aborto de la naturaleza. A Balaguer se le ocurrió presentarse de candidato a los 92 años. Y ciego a terror. Venía de la experiencia del Frente Patriótico que llevó al poder a Leonel Fernández en su primer período, y entendía que el PLD debía reciprocarle aquel apoyo. Pero el PLD llevó a Danilo de candidato.
Este escenario Leonel lo ha graficado muy bien: “Para entender la derrota del año 2000 hay que entender la victoria de 1996...”.
En el 2000 el cadáver de Peña estaba aún fresco en la memoria de los dominicanos que se sentían en deuda con el líder fallecido dos años antes de las elecciones, con un PRD vigoroso y unido en torno al “rostro del triunfo” que simbolizaba Mejía.
Muy lejos tenía el país la pesadilla que le esperaba cuando lo eligió Presidente el 16 de mayo del 2000. De la chercha a la tragedia medió un paso. Justo el paso que hizo posible el retorno de Leonel al poder en 2004.
Los acontecimientos del 6 de marzo ñel día de la convención perredeísta que escogió a Hipólito candidato para estas eleccionesñ están todavía muy frescos. Y de eso no se ha dicho nada. Y se ha escrito menos.
El drama ahora es que Hipólito quiere erigirse sobre un liderazgo que no tiene ni dentro ni fuera del PRD. ¿Para ser candidato en el 2016? Para entonces Hipólito tendrá 71 años, diez más que lo que tenía Peña Gómez cuando murió; ocho más que Jacobo al dejar este mundo; siete más que Jacinto cuando se fue a morar a la Casa del Señor...Y muy cerca de Balaguer cuando se presentó por última vez.
“...Y después dicen que estamos locos, Chaparrón”.
lobarnechea1@hotmail.com

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