FUERA DE CÁMARA
“El poder y el liderazgo...”
Que lo diga Leonel Fernández tiene un elevado significado... No porque haya dicho algo nuevo, sino por el destinatario del mensaje y por el momento en que lo hace, que parece más bien un “quejío jondo”, como dicen los andaluces.
Es evidente que Leonel trata de explicar desde una óptica académica el resultado del Congreso de su partido donde se impuso la corriente que detenta el poder, encabezada por el presidente Danilo Medina... Casi el mismo clamor que se escuchó en la convención de 2007: ¡Me venció el Estado!
Solo que esta vez el expresidente lo explica desde su propia experiencia y haciendo énfasis en valoraciones históricas y filosóficas que escapan al entendimiento de los dominicanos más comunes... Sin embargo, el mensaje en contenido y destinatario está más que claro.
Los protagonistas de su primera experiencia sobre la influencia del poder en las colindancias políticas no pueden resultar más sintomáticos: Balaguer y Modesto Guzmán... Porque se va a los extremos de quien hábilmente rehúsa ir a la mesa del banquete para no perder influencias entre su propia gente y quien se convierte en un cacique con el modesto puesto de jefe de los carteros.
Su referencia a “los sobrecitos”-- que aunque parece una autoincriminación en una práctica clientelar común a los presidentes dominicanos--, tiene mayor profundidad de la que aparenta, y si puede tomarse como un alerta a su compañero Danilo Medina, lo mismo revela la veleidad del poder cuando el reparto de sobres cambia de mano.
La metáfora acusadora...
Leonel no revela nada nuevo al decir que Balaguer se negó a que los reformistas ocuparan cargos en el gobierno de 1996... El propio Balaguer lo dijo en su momento al señalar que su apoyo al PLD tuvo razones “estrictamente patrióticas”.
Lo atribuye a conjeturas, pero en su artículo Leonel da a entender que esa vez Balaguer se negó a que los reformistas ocuparan posiciones públicas porque creía que ese gobierno colapsaría y no quería cargar con la responsabilidad compartida en ese fracaso.
Eso creó el marco para que Modesto Guzmán se convirtiera “en un Dios en el Olimpo” y fuera recibido por la puerta ancha en la casa de Balaguer con “elogios y parabienes” porque era el único de la cúpula reformista con capacidad “de resolver”.
El ejemplo de Fernández probablemente haya sido el resultado de una exageración de Modesto, pero si la realidad de tal valoración fue por el cargo como director de Correos, habría que intuir entonces los niveles de degradación a que llegó el Partido Reformista después que Balaguer salió del poder.
El que reparte sobrecitos...
Habría que ser muy mal pensado para creerse que la metáfora de Leonel con el repartidor de “sobrecitos” tiene algo que ver con el resultado del VIII Congreso de su partido recién finalizado.
Prefiero coincidir con quienes creen que se trata de un mensaje a su sucesor para alertarlo sobre las veleidades políticas cuando el poder cambia de mano.
Leonel sabe bien que a él esta vez no lo venció el Estado pero que sí sucumbió a la aureola presidencial de Danilo. Que no es lo mismo, aunque se parecen bastante.
Lo he dicho otras veces y con otras palabras... La línea entre Danilo y Leonel se cruzó hace rato: Danilo hacia arriba, Leonel hacia abajo...
¿Que eso va a durar mucho? ¡Nadie lo sabe!
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