miércoles, 22 de abril de 2009
El presidente LEONEL FERNANDEZ, al momento de entrega de las casas en Villa Altagracia
El Presidente entrega 260 viviendas a damnificados
Cien viviendas están en Villa Altagracia y 160 en La Cumbre, de la provincia Monseñor Nouel
El gobierno inauguró ayer dos proyectos habitacionales en Villa Altagracia y La Cumbre .El Presidente Leonel Fernández entregó los apartamentos a 260 familias que perdieron sus viviendas durante las tormentas “Olga” y “Noel” a finales del año 2007.
Ambos proyectos fueron construidos por el Instituto Nacional de la Vivienda (Invi) a un costo de RD$136 millones 436, 642. 96, según informó su directora, la arquitecta Alma Fernández.
Invi Villa Progreso, en Villa Altagracia, consta de 160 viviendas dobles de 40 metros cada una, de dos niveles, con dos dormitorios, sala, comedor, cocina, baño y balcón.
El proyecto fue construido en un área de 21,723.3 metros cuadrados en el poblado V Centenario.
El proyecto “La Cumbre” fue desarrollado por inversionistas privados. El Estado lo adquirió a través del INVI. Tiene características similares a las viviendas entregadas en Villa Altagracia.
En el acto, el gobernador de San Cristóbal, Orlando Espinosa, dijo que el presidente Fernández ha cumplido con su promesa de que ninguno de los damnificados se quedará sin vivienda.
Explicó que en el municipio cabecera ya fueron entregadas 416 viviendas, además de la construcción y reparación de obras como puentes y la anhelada reconstrucción de la carretera que une a San Cristóbal con Villa Altagracia.
La directora del INVI, Alma Fernández, dijo que las promesas del Presidente se cumplirán en otras localidades, porque aún faltan por entregar 1,196 viviendas en varios proyectos que están en ejecución.
La pena de Martín
Entre los beneficiados con viviendas está el niño Martín Suero, de 13 años, que perdió a toda su familia durante la riada causada por la tormenta “Olga”. Martín vive con la profesora Catalina Mejía, que lo adoptó y lo cría junto a otros tres que procreó. El niño dice sentirse bien por la casa que debió compartir con su padre, su madre y los tres hermanitos que se los llevó el río, pero la felicidad por la vivienda parece no superar la pena que siente al no tener a su familia. Cuando habla sus ojos se humedecen.
Angel Cabrera Sanchez,
angel.hablemosdedio@gmail.com
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