viernes, 7 de agosto de 2009

Lecciones



Escrito por: Guido Gómez Mazara (ggomezmazara@hotmail.com)

En la lógica de actuación de los políticos se torna indispensable leer con inteligencia los acontecimientos del pasado para interpretar las señales que pautan el comportamiento de la gente. Y en el PRD las lecciones están a la vista de todos.

El no poseer una tradición partidaria provoca que el club de aventureros que, casi siempre medran en la proximidad de los liderazgos hegemónicos, conduzca hacia el error político a los dirigentes.

El PRD ha sido una escuela democrática capaz de responder con habilidad en las coyunturas donde la irracionalidad pretende conculcar el derecho de las bases. Hasta la figura excepcional de José Francisco Peña Gómez colapsó en el momento que la dirección media y de base entendió que no sintonizaba con las mayorías.

Los perredeístas poseen instinto especial y saben las manos que, utilizando su condición de periféricos, intentan asumir para sí los vientos que soplan a favor de un determinado proyecto. Desafortunadamente, a entender esa realidad no se aprende en un curso de perredeísmo al vapor. Las destrezas asimiladas en bonos soberanos no pueden confundirse en el terreno del activismo interno.

El sentido de militancia partidaria se desarrolla con largas horas al servicio de la gente que se articula alrededor de una organización. Y en el PRD tenemos el sentido de inteligencia para comprender los mecanismos que se estructuran con la intención de impedir que la voluntad de las bases se expresen. La gente conoce de los actores y se percata de las manos que impulsan propuestas derrotadas en lo más profundo de su intimidad.

El 27 de septiembre es una nueva oportunidad para que las bases del partido seleccionen la propuesta que se parezca a ellos, la oferta que no es chantajeable por el poder oficial y la candidatura que sus actuaciones privadas no sirvan de ejemplo de fracasos desconocidos por una parte importante de la población.

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