POR HIPOLITO MEJIA*
*EL AUTOR es agrónomo y político. Fue presidente de la República en el período 2000-2004.
El día del padre es el segundo día más importante del año para nuestro pueblo, es la efemérides en la que celebramos la existencia de nuestros padres, faros y guías imprescindibles en nuestras vidas que atraviesan en muchas ocasiones mares turbulentos y vientos indeseados.
Es el padre la figura amorosa y cercana que con su mirada de futuro nos tranquiliza y da seguridad, impartiéndonos esa lección de trabajo constante a favor de su familia, prudencia, coherencia y cercanía, experiencias pasadas puestas al servicio del presente y, en definitiva, un gobernante que nos tranquiliza y da seguridad a su joven familia, aportándole prudencia y la razón que día tras día nos invita a ser mejores y a superarnos a nosotros mismos.
Todas estas cualidades determinan que nuestro padre no sea sólo un amigo, un maestro, sino también nuestro acompañante en el camino de la existencia, siendo al mismo tiempo un vigilante de nuestras esperanzas y un creador de sueños, un gobernante que sabiamente lidera nuestra casa, el hogar, haciéndole merecedor de que familiarmente y con la ternura de su mirada le llamemos confiada y cariñosamente PAPÁ.
Nuestro padre terrenal, nuestro PAPÁ, con la ayuda de la providencia divina provee nuestro hogar de todo lo necesario, de todo aquello que evita que las carencias y necesidades afecten nuestros hogares, buscando siempre la felicidad de nosotros, sus hijos.
Pero si algo caracteriza a un padre, es sin lugar a dudas la capacidad de sacrificio, la generosidad de entregarse a los demás y de renunciar a su propia existencia a favor de la tranquilidad y la seguridad de su familia.
Cuando aún somos niños y jóvenes, en nuestro pensamiento no entendemos muchas de esas enseñanzas de la vida que un padre realiza con sus gestos, la dureza y la fortaleza de sus acciones pero, cuando el tiempo pasa, es cuando nosotros los hijos comenzamos a darnos cuenta de que ese gesto o dura decisión o en algunas ocasiones, cargada a nuestro juicio de falta de sensibilidad, no es más que un liderazgo necesario que nuestro padre tuvo que asumir para que nosotros, sus hijos, pudiéramos mantener ese espacio de riqueza y prosperidad ganado.
Y así los que fuimos hijos, nos convertimos en padres y nos damos cuenta de cuan importantes fueron las decisiones de nuestros padres y de nuestro querido PAPÁ. Cómo cada decisión contribuyó a la unidad del propio núcleo familiar y cómo su mano recta y honesta tenía como impulso motor el amor por su gente, por su familia, por su pueblo.
Y si la fuerza y el honor son elementos asociados al buen hacer del valiente y honorable cometido de ser padre en la tierra, no podemos hoy por menos que celebrar el día del padre rindiendo un reconocimiento a todos esos padres que en nuestro país sostienen los pilares de las familias y por ende los cimientos de nuestra tierra, una tierra cargada de sueños y esperanzas, de oportunidades y retos, pero una tierra que cuenta con una senda marcada por una guía insoslayable que un padre quiere dar a todos sus hijos, el AMOR para compartir, la de la LIBERTAD para crecer y la de la EDUCACIÓN para progresar y hacer un país mejor PERO PARA TODOS.
lunes, 26 de julio de 2010
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