miércoles, 7 de julio de 2010
Trujillo, Leonel y los almuerzos palaciegos
POR REGINALDO ATANAY*
*El autor es periodista. Reside en Nueva York
Pocos días ha, que en que algunos medios de información periodística, en la Dominicana tierra, se lamentaban de que el presidente Leonel Fernández tenía ya mucho tiempo que no echaba conversaos con la prensa.
Y a ello le agregaban opiniones diversas, como eso de que el presidente debe informar, que el pueblo debe estar informado… y algunos etcéteras más.
Cualquiera diría que esa queja habría sido insinuada por algún sector palaciego, para luego provocar la reunión periodística.
Así decimos, porque pocos días después, el Presidente Fernández, al través de su vocero oficial, Rafael Núñez, invitó a un grupo de periodistas, a que comieran un bocado “hablado”, regio, en el comedor principal del Palacio Nacional.
Y decimos que así decimos, porque cuando comenzó la preguntadera, y la respondedera, de todo eso, el Presidente Fernández quedó muy bien parado: no así algunos periodistas.
Herencia de Trujillo
Los almuerzos de Palacio suelen ser suculentos; abundantes. Con todo lo que manda la etiqueta europea. Esa, es otra de las herencias del dictador Rafael L. Trujillo. Lo que hay dentro de ese Palacio, realizado por el arquitecto D’Alessandro, es decoración creada por don Guillermo Ventre.
Ventre, un afabilísimo italiano, con el que tuvimos el honor de compartir, fue el primer Gobernador del Palacio Nacional, desde que lo inauguró Trujillo, creemos que allá por el año 1947. Don Guillermo ya había mostrado sus talentos -artísticos y culinarios- en el Palacio de El Quirinal, en Roma, cuando estuvo al servicio del dictador Benito Mussolini. Ventre, “sentía y vivía” el buen arte pictórico, culinario… Era un hombre culto e inteligente. Y como tal, humilde.
Pues bien. Esos almuerzos y cenas que se dan en Palacio, tienen el mismo estilo, que cuando allí ordenaba Trujillo. Quien va a uno de esos almuerzos o cenas, y está saludable, y puede comer y beber lo que sea, de allí sale “bien comío y bien bebío”.
En ese almuerzo del otro día de los periodistas con el Presidente Fernández, no hay duda alguna de que los comensales, salieron muy satisfechos. Tan satisfechos, que al parecer, no querían irse, pues según una nota de prensa, Núñez, el Director de Prensa, debió organizar la cosa, y pedirle a los integrantes que no hicieran la misma pregunta hecha ya, por otros compañeros. Porque así lo estaban haciendo. (Eso suelen hacer algunos periodistas para hacerse notar, y en casos como éste, alargar la cosa, para seguir en la cosa).
En sus aguas
En medio del bien comido y bebido entusiasmo, una ¿periodista? osó hacerle una pregunta-exigencia al Presidente: que cuándo iban a destituir de su puesto a un funcionario oficial que había tenido problemas con su jefa (la jefa de esa periodista).
Leonel se acomodó en su asiento, soltó una sonrisita, como diciendo: “me la puso fácil, y a tiempo.”
El Presidente le repuso que sólo el Presidente de la República tiene potestad para remover o nombrar funcionarios cuando estime que ello debe ser.
En palabras que dicen “de pueblo” Leonel le dijo a esa muchacha: “No te metas en lo que no te importa.”
En otro aparte, el Presidente volvió “a servirse con la cuchara grande”: lo de la reelección. Porque se dice que aunque constitucionalmente “no puede”, Fernández quiere reelegirse.
La contestación fue fulminante: “La última palabra la tiene el pueblo”.
Otra de las preguntas fue sobre lo que se dice de la campaña en procura de la Presidencia de la República, de la Primera Dama de la Nación, doctora Margarita Cedeño de Fernández. A ello repuso el mandatario que “eso es producto de la espontaneidad del pueblo.”
Después de todo eso, todos, bebidos y comidos, se fueron felices y contentos. Y como en los cuentos de hadas, esperamos que vivan muchos, muchos años, felices y contentos.
de: almomento.net
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