martes, 20 de diciembre de 2011

COSAS DE SAN CRISTOBAL: Las elecciones de 1960


Tue, 20 Dec 2011 17:37:00

POR NESTOR URIBE MATOS*




Las diversas opiniones con respecto a estas elecciones parciales se han mantenido hasta hoy, desdibujándose con el tiempo cada vez más, pero siempre sostenidas con fervorosidad por muchos de los participantes en esa competencia cívica.


Cuando el gobierno dictatorial del generalísimo Rafael Leonidas Trujillo Molina entró en franco resquebrajamiento, ya sea por el retiro de soportes extranjeros y nacionales que le sustentaban, como se supone fueron el gobierno de los Estados Unidos de América y la Iglesia Católica Dominicana, o, por la ley natural que nos confirma de que todas estas cosas en la vida tienen que finalizar, más tarde o más temprano, ideó Trujillo, adjunto a sus colaboradores la realización de comicios parciales y nacionales con la finalidad de demostrar a la opinión pública extranjera el nuevo carácter participativo de su gobierno, además de llegar a sopesar el grado de aceptación que al través de tres décadas de mando fuerte pudiese tener en la población.

Para ello el Congreso Nacional reformó la Constitución, en junio de 1960, en la cual se insertó la obligación de celebrar elecciones provinciales y municipales cada dos años a partir del 15 de diciembre de ese mismo año. Así como las elecciones nacionales cada cuatro años, pero éstas a partir del 15 de diciembre del 1962.

Más adelante, el 23 de septiembre, el gobierno promulgó la ley por medio a la cual se rebajaba el porcentaje de sufragantes necesarios para constituir un partido politico a un número no menor de un tres por ciento del correspondiente al total de participantes en la elección inmediatamente anterior.

Para esos mismos tiempos el gobierno dominicano fue objeto de una condena internacional en San José de Costa Rica, exactamente el día 20 de agosto, por la VI Reunión de Consulta de Cancilleres del Hemisferio Occidental, al probarse la intervención de dicho gobierno en un atentado contra la vida del señor presidente de la República de Venezuela, Dr. Rómulo Betancourt.

Una de las respuestas

La celebración de elecciones provinciales y municipales para la fecha antes citada fue una de las varias respuestas que quiso Trujillo dar a esta sentencia continental, la cual, el dictador alegaba, “no era más que una descarada intervención internacional en los asuntos domésticos del país.

La proclamación de las modificaciones constitucionales tuvieron efecto el 28 de julio, y desde mucho antes de esta fecha ya el gobierno estaba haciendo las promociones necesarias en todo el país y en el exterior para el propósito citado, lo cual motivó que diversas personalidades de la vida política nacional, afectas al régimen, pusieran su concurso en la creación de partidos y agrupaciones cívicas que terciarían en los venideros comicios.

Como era natural, la mano del gobernante estaba detrás de esta tramoya y aunque todos estuvimos conscientes de ello, la población nacional se integró en todos sus niveles a participar en este evento por ser algo nuevo para los dominicanos y adquirir éste un carácter atractivo para muchas personas que de esta forma se sintieron estimuladas a ponderarse políticamente.

Para muchos en San Cristóbal, era una gran oportunidad de demostrar sus simpatías con la política oficial. En otros, lo festivo era lo primordial ya que al finalizar un “mitin” las autoridades principales de nuestra ciudad se reunían en el Hotel San Cristóbal o en el Club Obrero 24 de Octubre a festejar y las bebidas extranjeras y las nuestras de la Licorera La Altagracia: brandy Selecto, ron Nueva Era y anís Granada, corrían a raudales.

El régimen fue muy combatido por las emisiones radiales que patrocinaron los exiliados dominicanos desde países caribeños, además de los gobiernos que eran desafectos a Trujillo, diciéndonos que ese proceso electoral era una mascarada más programada por el dictador y sus ad láteres para tratar de engañar a la opinión pública extranjera .

Pero el gobernante dominicano reaccionó a su vez en esos lugares usando medios diversos, como fueron cabilderos, legisladores y periodistas norteamericanos, gobiernos amigos, etc.

En interés de ofrecer una muestra fehaciente de su imparcialidad en el proceso político del país, el gobierno gestionó importar unas modernísimas urnas de votación desde Dade, Florida, con la finalidad de darle más pureza a los comicios. En pocos días fueron recibidas las cotizaciones trayendo consigo un precio muy costoso por lo cual fue descartado el propósito.

Se quisieron alquilar otras urnas pertenecientes a otra ciudad norteamericana, más la labor de técnicos que trabajarían en su instalación y cuidado, siendo todo resultado infructuoso por medio de una lacónica excusa ofrecida por las autoridades estadounidenses.

El partido a triunfar venía siendo, por razones obvias y de todos conocidas, el Dominicano (PD), cuyo líder máximo lo era sin más ni menos, el propio Trujillo. Esta organización, oficialista y poderosísima en todo tipo de recursos, inmediatamente comenzó a laborar en todo el territorio nacional para tales fines.

Se crearon, para competir con el Partido Dominicano, el Partido Nacionalista; el Partido Laborista Dominicano y la Asociación Dominicana de la Juventud Trujillista, sólo de nombre porque todos los candidatos eran miembros del Dominicano, como tenían que serlo todos los hijos de esta tierra.

Por tanto, los partidos Nacionalista y Laboralista nunca mostraron organización ni directiva alguna y sus candidatos fueron señalados por el Partido Dominicano, entre las personas más representativas de todos los municipios.

Los actos de la Juventud Trujillista

La Juventud Trujillista, difería en algo de los otros dos creados artificialmente, ya que tenía cierta composición directiva, desde tiempos atrás funcionaba en todo el país como brazo juvenil del Partido Dominicano, en contraposición al sector de la juventud dominicana que meses antes se había insurreccionado contra el régimen desde los seminarios religiosos y la universidad. La Juventud Trujillista estuvo presidida hasta su desaparición por el joven Sigfrido Objío Santana.

Este grupo, de existencia real, celebró mítines y concentraciones en todo el país y como jóvenes al fin tomaron las cosas con mucha seriedad pensando que en verdad podrían triunfar en muchas cabeceras de provincias.

En Ciudad Trujillo, además funcionó La Agrupación Trujillista Política Juvenil, cuyo dirigente principal lo fue el señor Darío Trujillo Tejada, sobrino del Generalísimo. Este gran joven vivaz y diligente buscó muy afanosamente la elección a la sindicatura de la capital y en muchas reuniones y actos que celebró su agrupación en barrios y ensanches de la ciudad obtuvo apreciables concurrencias.

A Darío Trujillo le acompañaron muchos jóvenes profesionales muy conocidos en el medio socio político de la época. Estos jóvenes, hijos de connotados viejos trujillistas que lucharon y apuntalaron al régimen, le dieron a la contienda un aspecto refrescante y menos rígido.

En el municipio de San Cristóbal la lucha se concentró entre el Partido Dominicano y la Asociación Dominicana de la Juventud Trujillista, principalmente conocida por sus dos últimas palabras.

Los partidos Nacionalista y Laborista en nuestra ciudad sólo se limitaron a nombrar sus candidatos y nunca hicieron labores de proselitismo.

La maquinaria política que fue el Partido Dominicano, rápidamente comenzó a actuar presentando conferencias y mítines por doquier. La Banda de Música municipal siempre amenizaba sus actos, además de interpretar los Himnos Nacional y el de dicho partido.

La Juventud Trujillista no disponía de los cuantiosos recursos con que contaba el Dominicano para promocionarse, aun así, en las reuniones que pudo presentar exhibió galas de aprobación y adhesión por amplios sectores de la comunidad.

Una manifestación que contemplamos, celebrada por La Juventud Trujillista, en la avenida Constitución, frente a la Iglesia Parroquial, concitó profundas muestras de simpatía; recuerdo que en ella hablaron los jóvenes Ulda Peña Nina, José Grullón Urbáez y el Dr. Álvaro Fernández Rodríguez. El locutor presentador lo fue el profesor del centro de reclutamiento juvenil (Reformatorio) y estudiante de universidad José Fco. Peña Gómez.

No sería extraño decir ahora que en todos los actos políticos celebrados, los oradores así como el público asistente vivaban intensamente al generalísimo Trujillo y le rogaban de manera fervientemente calurosa su aceptación como candidato presidencial a los comicios generales de 1962.

Estos actos tenían presentaciones artísticas para hacerlos menos tediosos en los cuales actuaban poetas, declamadores y cantantes, por ello eran oficialmente nombrados como manifestaciones políticas y culturales.

Cansancio en San Cristóbal

La dictadura tenía de edad treinta años más unos meses cuando se celebraron esas elecciones. Existía, en la ciudad de San Cristóbal, un cierto cansancio con la forma de actuar de determinados niveles del gobierno que contribuyeron a que esta disconformidad se diseminara hacia las demás demarcaciones urbanas y zona rural de la provincia. Podríamos dividirla en dos variantes.

La primera, vino a ser, según mi criterio, la intranquilidad originada en el exceso de vigilancia policial completamente innecesario que se sometiera a esta población tranquila, dedicada a sus menesteres, y más que todo leal y participativa de primera línea en todas las actividades políticas del gobierno, por parte del Servicio de Inteligencia Militar, SIM, dirigido por el coronel Johnny Abbes García.

La segunda, estuvo en el rechazo que mostraban amplios núcleos de la comunidad referente el trato humano, descortés, que les dispensaba la incumbente de la Gobernación provincial, señora doctora Josefina Pimentel Boves; una gran mujer profesional del derecho, profesora de Francés e Historia Dominicana, entre otros atributos, hija del general José Pimentel Dechamps, amigo original del generalísimo Trujillo y por ello primera autoridad política de esta región. Este trato humano que muchos catalogaron de hasta cierto modo desconsiderado vino a ser el principal portaestandarte o bandera de lucha que los dirigentes y candidatos de la Juventud Trujillista promovieron soterradamente por toda la demarcación provincial.

Habían ocurrido en fechas recientes acontecimientos políticos de mucha importancia, todos adversos al gobierno, que preocuparon grandemente a la población, como fueron: Las invasiones armadas de Constanza, Maimón y Estero Hondo; El descubrimiento del complot del 14 de junio; el intento de asesinato del presidente venezolano Betancourt; El asesinato de las hermanas Mirabal, que adjunto al ascenso al poder público de la República de Cuba, del doctor Fidel Castro Ruz, hicieron el que muchas personas, aun afectas al gobierno se pusieran a pensar y a cuestionarse si era o no conveniente un cambio político por parte del gobierno para hacer menos asfixiante y más llevadera o tolerante la vida nacional.

De todas estas causas que les he citado – amables lectores – para mí, la de mayor relevancia o la de mayor peso específico en todas estas elecciones locales fue la más trivial, la que propendía al desplazamiento de la doctora Pimentel de la Gobernación provincial.

El Comité Municipal de la Juventud Trujillista en esta comunidad sustituyó a su candidato a síndico, el joven abogado de 27 años de edad, Dr. Bolívar Soto Montás , por ser este presidente del Partido Dominicano en el municipio, siendo nominado en su lugar el Sr. Arturo Uribe Macías, candidato también a esa posición por dicho partido. Y esto se realizó mediante un oficio enviado al presidente de la Junta Municipal Electoral, José Joaquín Leger Martínez, por los directivos de la Juventud Trujillista, Carlos Ml. Troncoso Aliés, presidente y Lucas Díaz Barinas, secretario.

El caso del joven abogado Bolívar Soto Montás resulta curioso o extraño al verlo hoy, más no así para la época en que todo esto ocurrió. Siendo presidente a nivel municipal del Partido Dominicano aceptó la candidatura a síndico por la Juventud Trujillista, adversarios enconados ambos en esta contienda. Se explica, por las disparidades de criterios políticos o personales entre Soto Montas y la señora Pimentel Boves. Aquel quiso que las candidaturas del partido que él representaba sucumbieran y al ser objetado por el Dominicano, optó por renunciar asumiendo la nominación Arturo Uribe Macías, candidato a esta misma posición por el Dominicano y quien también no ocultaba sus diferencias con la gobernadora Pimentel. Este cambio se realizó en una carrera contra el tiempo y recalco de nuevo en el conocimiento del amigo lector que lo principal en este debate era la sustitución o no de la Gobernadora y no cualquiera otra candidatura.

El Partido Nacionalista

El Partido Nacionalista postuló al generalísimo Trujillo como su candidato a gobernador por la provincia de Santiago, queriendo con esto Trujillo dar otra respuesta más de su nacionalismo frente a lo que él llamó “descarada intervención internacional, etc.”.

El día de las elecciones se aproximaba y los dos grupos principales intensificaban sus afanes. El organismo superior electoral, la Junta Central Electoral, por medio a su presidente el Dr. Manuel Ramón Ruiz Tejada, emitió un comunicado en donde se exhortaba a la población nacional a concurrir a las urnas electorales con la finalidad de ejercer el derecho al sufragio, como era el deber de todo dominicano. En el citado comunicado se dijo que el documento que tenía que portar cada elector era la Cédula Personal de Identidad y a falta de éste, el llamado Carnet de Votación ,que expedía dicha Junta.

Ciudad Trujillo, que tenía gobernador para esa época, presentó al electorado a las siguientes personas:

Partido Dominicano: Virgilio Álvarez Pina, Gobernador Tomás Báez Díaz, Síndico.

Partido Nacionalista: Telésforo Calderón, Gobernador, Ignacio Guerra, Síndico

Partido Laborista: Domingo Hasbún, Gobernador Washington Guareño Marte, Síndico

Juventud Trujillista: Rodolfo Leyba Polanco, Gobernador Sigfrido Objío Santana, Síndico

Agrupación Política Juvenil: Virgilio Álvarez Pina, Gobernador Darío Trujillo Tejada, Síndico

El generalísimo Trujillo, candidato a gobernador por el Partido Nacionalista, enfrentó en Santiago a los señores: José Antonio Hungría, del Dominicano y Teófilo Gutiérrez, del Laborista. La Juventud Trujillista también nominó al gobernante a esa misma posición en la citada provincia.

En todo el territorio nacional funcionaron 1,472 mesas electorales para elegir 968 cargos, 35 de éstos en la capital y 21 en el municipio de San Cristóbal; y válidos a partir del primero de enero próximo.

En la ciudad de San Cristóbal laboraron 6 mesas electorales y 56 en todo el municipio. La composición directiva de una mesa totalizaba 14 miembros, siendo escogidas las personas de mayores y mejores condiciones educativas y ciudadanas para integrarlas.

Para que los amigos lectores tengan una idea aproximada de la cantidad y calidad de los miembros de una mesa electoral del municipio de San Cristóbal, seleccionaremos la última de ellas, la que laboró en un lugar poco accesible para la época, Cumía, Paraje Los Toros , Cambita.

MESA NO. 56 CUMIA

Presidente : Dr. Juan Rosa Rivera

Sustituto : José E. Jaar

1er. Vocal : Dr. José García Francisco

Sustituto : Moisés Nina Silva

2do. Vocal : Ramón Montás Dipré

Sustituto : Miguel A. Guigni

Secretario : Francisco E. Peralta

Sustituto : Julia Cuesta Velásquez

Enc. Registro: Bélgica Santana de Puello

Sustituto : Cristiana Uribe Silva

Escribiente : Joaquín Durán

Sustituto : Ángel Joaquín Puello Rodríguez

2do. Esc. : Mireya Ruiz Vda. Ángeles

Sustituto : Pedro María Hidalgo


Llegó el día de las elecciones y con el marcado orden que caracterizó a todos los acontecimientos celebrados en el discurrir de ese gobierno, transcurrió éste en igual forma, de 6 a.m. a 6 p.m.

No está demás decir, y esto lo hago con la finalidad de acercar al lector al escenario de la época, que así como fueron estos acontecimientos motivos de fiestas en las ciudades, lo mismo ocurrió en la zona rural el día 15 de diciembre en donde los alcaldes y otros líderes comunales prepararon para los miembros de las mesas electorales grandes festines. Además del disfrute de un día de campo con baños en los ríos, paseos por nuestros bosques, partidas de cazas, y otros goces más, apropiados de esos lugares y circunstancias, ya a las 9 de la mañana todo el mundo había votado, quedando el resto del día para la distracción y el esparcimiento de que hemos dicho.

Veamos entonces cuales cosas sucedieron el resto de ese día y subsiguientes.

El Partido Dominicano arrasó

El Partido Dominicano, como es lógico suponer, arrasó a todos sus rivales en el país. Solamente fue abrumadoramente derrotado en la provincia de Santiago por el Partido Nacionalista, que como dijimos antes, llevó al Generalísimo como su candidato principal. Trujillo votó en esa provincia en un sector del municipio cabecera conocido como La Herradura; cuando los reporteros de periódicos le preguntaron por cual partido había emitido el sufragio, les contestó con estas palabras: “Siempre he estado, estoy y estaré con los trabajadores, por lo tanto voté por el Partido Laborista aun siendo candidato del Partido Nacionalista”. O sea, su voto favoreció a la candidatura que encabezó el señor Teófilo Gutiérrez, tipógrafo y dirigente sindical santiagués.

Trujillo alcanzó el triunfo acumulando a su favor la cantidad de 121,219 votos contra 10,448 de los otros partidos. Según datos de La Gaceta Oficial, No. 8535 del 29 de diciembre del 1960.

En Ciudad Trujillo, la candidatura del señor Virgilio Álvarez Pina, sustentada por el Partido Dominicano más la Agrupación Trujillista Política Juvenil, barrió a sus adversarios logrando 210,105 votos versus 1,936 de sus oponentes; pero en las candidaturas menores, síndicos y suplentes más regidores y sus suplentes, el Partido Dominicano captó 106,319 sufragios contra 103,787 de la Agrupación Política Juvenil, que dirigía el joven Darío Trujillo, dando una diferencia de 2,531 votos, con lo cual el Partido Dominicano obtuvo la sindicatura del Distrito Nacional y 8 de los 16 regidores postulantes, siendo el resto para la organización juvenil.

Darío Trujillo y su gente: Aliro Paulino hijo; George Fiallo Pou, León de la Cruz Cabrera , Ponciano Rondón Sánchez; César Cruz Mordán; Juan Padilla hijo; A. Velásquez Díaz; entre otros; objetaron los resultados y llevaron sacos repletos de cédulas ante el organismo electoral como muestras de los centenares de personas a las cuales no se les permitió votar. En sucesivas consultas, protestas y discusiones, Darío Trujillo alegó una gran pérdida de dinero en la campaña política que realizó. Argumento este muy cierto, porque su partido recogió las cedulas de miles de personas para sellarlas en una época en que era delito no tener este documento de identificación al día.

Un matiz muy particular

En la ciudad de San Cristóbal estas elecciones tuvieron un matiz muy particular. Como habíamos dicho anteriormente la justa enfrentó a las dos organizaciones principales en esta zona, el Partido Dominicano, con la Dra. Josefina Pimentel Boves y el señor Arturo Uribe Macías, como candidatos a gobernador y síndico respectivamente y la Juventud Trujillista, con Felipe Parra Pagán como gobernador y Arturo Uribe Macías, también nominado a la sindicatura por esta agrupación.

Y he aquí, amable lector, otra cosa rara de aquella época, para la cual pido su tolerancia y comprensión, inexplicable para estos tiempos. Y es la siguiente: A quién la población siempre vio como candidato a síndico en la propuesta de la Juventud trujillista fue al joven estudiante de ingeniería José Osvaldo Leger y no a Arturito Uribe, quién hizo poco o nada por su candidatura a lo interno de la Juventud Trujillista. Leger (suplente a sindico) anduvo siempre para arriba y para abajo acompañando a Felipe Parra Pagán en las promociones y los discursos. Y esto les sirvió de mucho a ambos en su futuro político, cuando advino la democracia.

¿Cómo fue el proceso electoral en San Cristóbal?

Ya al mediodía en muchas mesas electorales se habían llenado los requisitos que la ley electoral de entonces exigía y cuando sus miembros dirigentes procedieron al conteo de las boletas, para ganar tiempo y con mayor razón si dichas mesas estaban muy lejanas de la población, encontraron, muy sorprendidos, que había una abrumadora votación a favor de la Juventud Trujillista en una proporción de diez votos por uno del Partido Dominicano

Lo que vino a conllevar que los delegados e inspectores del Partido Dominicano informaran de ello a sus superiores inmediatos de la provincia y éstos a las altas instancias de dicho partido en Ciudad Trujillo. Aquí hubo una indecisión de varias horas para lo cual, como es lógico suponer no estuvieron preparados los artífices de este proyecto, quienes muy confiados creyeron siempre que nadie dejaría de votar por el Partido Dominicano.

La preocupación estaba en el ambiente y por ello las autoridades políticas de la provincia acompañadas de algunos miembros de las Juntas Provincial y Municipal de San Cristóbal se trasladaron súbitamente hacia Ciudad Trujillo para conocer la opinión del presidente del Partido Dominicano señor Virgilio Álvarez Pina, quién realmente era el director del evento. Éste se lavó las manos diciéndoles que en cuestiones de San él no intervenía porque era el pueblo del Jefe y que era éste quien siempre tenía la decisión de lo que allí aconteciera de Trujillo. Cuando los comisionados le hicieron la observación de que el generalísimo Trujillo se encontraba en la ciudad de Santiago y de que resultaba imposible comunicarse con él, Álvarez Pina les despidió diciéndoles que hicieran lo que consideraran conveniente, pero que de ninguna manera el Partido Dominicano podía aparecer perdidoso en el pueblo de Trujillo, ante la opinión pública tanto nacional como extranjera .

Los comisionados no sabían cuál sería la opinión del dictador de frente a un acontecimiento como el presentado, entonces determinaron retornar a San Cristóbal e impartir órdenes a los presidentes de las mesas electorales para que le asignaran el 80% de la votación al Partido Dominicano.-

Con la rapidez que el caso ameritaba el general José Pimentel, presidente a nivel provincial del Partido Dominicano, se reunió con la plana mayor y los activistas de éste, y de esa reunión salió un enjambre de personas que se encargó de visitar todos los centros de votación para llevar la nueva orden. Los señores Manuel Ramón Rivera , Fián Tamárez, Joaquín Puello, José Puello, Aníbal Martínez, entre otros, fueron de los comisionados principales en llevar esta encomienda.

Hubo refunfuños o protestas públicas como la manifestada por el señor Luís Morbán, quién estuvo como presidente de una mesa electoral y al que hubo que calmar por medio a ruegos y consejos cuando se negara en principio a acatar la resolución. Otro protestante fue el doctor Andrés Julio Rivera de Trujillo, Presidente de la mesa de votación en la Loma de Los Fructuosos.

Las cifras servidas por el máximo organismo electoral, dieron para el municipio de San Cristóbal, los siguientes cómputos: Partido Dominicano 52,159 votos; Juventud Trujillista, 13,264 votos; logrando los oficialistas la gobernación, la sindicatura y siete regidurías; la Juventud Trujillista consiguió dos regidurías en los jóvenes, Dr. Fabio Abner Martich Vargas y Lucas Eugenio Díaz Barinas.

Muchas personas de la zona urbana, entre ellos activistas y candidatos de la Juventud Trujillista, no quedaron conformes con los resultados oficiales ofrecidos, de estos últimos los mayores protestantes fueron Felipe Parra Pagán, Bolívar Soto Montás y José Osvaldo Leger, dejando escuchar sus quejas en los planos de opinión del pueblo y hasta llevando sus reclamaciones a las más altas instancias de poder de la nación. Ellos, aseguraban que los cómputos finales habían sido invertidos adrede para favorecer con el triunfo a sus principales oponentes.

Los datos que hemos ofrecido fueron los que registró en sus actas la Junta Provincial Electoral, la cual estuvo conformada por los señores: Carlos Lachapelle, Presidente; Clodomiro Soto, Juan Ramón Piña, Pedro Néstor Uribe Albert, José Desiderio Santana, Salvador Ortiz Brito, Rafael Puello Sepúlveda y Rafael B. Germán, miembros .La Junta Municipal Electoral estuvo compuesta por los señores: José Joaquín Leger Martínez, Presidente; Carlos Norman Nivar Seijas, Elizardo Puello, Salvador de León Valdez, Luís Guerrero, Julio Domínguez Lluberes, Renato Pereyra Seijas y Frank Arias Pimentel, miembros.-

Al ser nominados por los diversos partidos que terciaron en estas elecciones, los señores miembros de esta Junta: Nivar, Guerrero y Domínguez Lluberes, previamente renunciaron a sus funciones y fueron reemplazados por los señores: Américo Furment Aliés, Florencio Domínguez Tejada y Agustín Pérez.

Suspicacias, recelos y desconfianzas

Las informaciones en esa época no eran tan claras y diáfanas como lo son hoy, sino que la forma baja y solapada en que eran emitidas venían casi siempre aderezadas con suspicacias, recelos y desconfianzas, por lo cual dejaban en muchos un sentimiento de incredulidad e indiferencia en los más.

Para las autoridades y los organizadores de estas elecciones, como antes dije, parecía completamente imposible que el Partido Dominicano perdiera unas elecciones de cualquier tipo en el discurrir de ese gobierno. Siendo este partido el único realmente permitido para ese entonces y aun más, en San Cristóbal donde existía una agrupación paramilitar dependiente de él, llamada Reserva Cívica y comandada por el general José Pimentel, en donde todos los hombres y jóvenes de la zona rural eran de sus miembros más activos.

Se dijo antes de la contienda que los resultados que se obtuvieran serían respetados en cualquier parte del país, y como todos éramos trujillistas, pues se podía pensar que daba lo mismo el que las autoridades fueran unos u otros. Lo diferente fue aquí, en San Cristóbal, donde las rivalidades políticas dentro del trujillismo habían degenerado en diferencias de tipos personales o pueblerinas.

Las diversas opiniones con respecto a estas elecciones parciales se han mantenido hasta hoy, desdibujándose con el tiempo cada vez más, pero siempre sostenidas con fervorosidad por muchos de los participantes en esa competencia cívica.


*EL AUTOR es ingeniero. Reside en Santo Domingo

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