lunes, 27 de julio de 2009
SAN CRISTOBAL EN LOS AÑOS 70 Y LOS 80, UNA EPOCA INOLVIDABLE
POR SAUL PIMENTEL*
EL AUTOR es periodista, director de ALMOMENTO.NET
San Cristóbal está de fiestas patronales.
llEGAN a mi mente, por este motivo, nostálgicos recuerdos de una época dorada en la que todos en esta ciudad éramos amigos, hermanos o compadres.
Estábamos entre los 70 y los 80. El mundo vivía las tensiones de la Guerra Fría y la República Dominicana trataba de tomar nuevos rumbos, sacudida por conflictos políticos, económicos y sociales. Pero a los jóvenes sancristobalenses nada de esto nos mortificaba. Nos dábamos “la vida de Mañón” (una vida rica y buena pa’gozá!!). No éramos ricos pero no nos hacía falta el dinero ni la comida. Nuestra única preocupación, eso sí, era obtener buenas notas escolares, pues estábamos amenazados por nuestros padres o tutores de que nos desollarían vivos si por una razón u otra dejábamos de ir a las aulas o reprobábamos en los exámenes.
Nuestra atención en ese momento se concentraba en el parque Central, punto de reunión por excelencia, donde jueves y domingos la Banda de Música Municipal (entonces dirigida por el maestro Juan Javier) ofrecía sus tradicionales conciertos de 8:00 a 9:30 de la noche. Durante la adolescencia nos conformábamos con “dar vueltas” por las aceras de este recinto y encontrarnos de frente con las chicas. Cuando ya éramos “hombrecitos” se convirtió en el lugar en donde hacíamos nuestros “contactos” para desde allí trasladarnos a los bares La Plaza, Intermezzo y Jackeline o a las boites Montecarlo y Mi Gente.
No hay un solo sancristobalense de entonces que no recuerde con picardía y nostalgia los bares La Plaza y Jackeline. El primero porque se podía bailar “pegao” y el segundo porque su propietario (a quien bautizamos como “Luis Jackeline”) era excéntrico y trataba por todos los medios de impedir escarceos románticos en la pista de baile; tanto así que a veces sorprendía dejando escuchar en el tocadiscos la Novena Sinfonía de Beethoven o el poema “El Beso” del Indio Duarte, para obligar a los jóvenes bailadores a sentarse cuando estaban exhibiendo conductas “impropias”).
La boite Montecarlo, ubicada en el hotel San Cristóbal, era un recinto de lujo, con paredes forradas de terciopelo rojo y escudos al estilo medieval. La visitábamos con frecuencia, pero la considerábamos un lugar difícil para el “romanticismo” porque, si bien es cierto estaba a media luz, su pista de baile estaba en el centro, a la vista de todos. Además vendía las cervezas caras (a 75 centavos..je..je). Contrastaba con la boite Mi Gente, la cual era un lugar oscuro que se prestaba a “todo”.
El Intermezzo Bar, de su lado, era un lugar (ubicado al lado del cuartel de la Policía) en donde no se bailaba pero nos deleitábamos escuchando música romántica de la buena. Allí escuchamos las primeras canciones de José José y las nunca olvidadas canciones “Natalie” y “Maribel” de los Hermanos Arriagada y muchos otros temas musicales que marcaron con tinta indeleble nuestro gusto musical.
Los sancristobalenses nos jactamos de ser buenos bailadores…y realmente lo somos, pues crecimos observando las mejores orquestas de merengue del país, las cuales eran llevadas a amenizar las fiestas de El Jefe (aprendimos viendo a buenos bailadores de este ritmo). A las mismas, por razones de edad, no teníamos acceso pero nos conformábamos con ver a estos últimos a través de las “barandillas” .
Nuestra ciudad se gastaba el lujo de tener la Orquesta Santa Celilia (antigua Orquesta Presidente Trujillo o de Luis Alberti), una de las más famosas del país. También tenía los combos “Los Hermanos Pérez” y “El Cohete”. Ramón Gallardo, un nativo de la localidad, descollaba en Santo Domingo con una orquesta que hacía gozar a sus contemporáneos y con frecuencia también tocaba fiestas en San Cristóbal.
En una segunda fase surgieron en esta localidad otros combos integrados por jóvenes egresados de la Academia del Liceo Musical, de los cuales los más terminados fueron “La Banda Latina” y “Los Alfiles”, dirigidos por “Biembo” y “Tony Rivas”, respectivamente.
Cuando a principios de los 70 surgió en el mundo La Nueva Ola contamos en esta ciudad con dos conjuntos musicales: “Los Tic Tac” y “Los Sunherst” que amenizaron fiestas de música moderna, denominadas por nosotros “discotecas”, las cuales eran celebradas los domingos en el hotel San Cristóbal y en la segunda planta del Restaurant Fortuna, respectivamente.
Pero no todo eran fiestas. También ocupábamos nuestro tiempo en actividades culturales y de recreación del espíritu, pues la nuestra era una de las pocas ciudades que tenía un club deportivo y cultural en cada barrio. Estas entidades (Los Buitres, Gregorio Luperón, Los Nova, Los Caris, Caonabó, Villa Valdez y Pueblo Nuevo) fueron poderosos faros de luz que hicieron que la juventud de entonces se mantuviera alejada de los vicios y delitos.
Pero también estaba el Liceo Pablo Claudio, un centro de enseñanza de bellas artes, en el cual estudiaron muchos niños y jóvenes que hoy son artistas de renombre. (El autor de estas líneas tuvo la oportunidad de adquirir allí conocimientos básicos de dibujo y pintura, que le han ayudado en su vida adulta a hacer producciones televisivas e incluso para diseños, entre ellos el de este periódico digital, ALMOMENTO.NET).
Casi todos los jóvenes de esa época fueron a Santo Domingo a cursar carreras universitarias y técnicas, y ahora son prestigiosos profesionales. No hay uno sólo que haya sido acusado de un delito o que no haya descollado en su área de trabajo.
Cerraré este artículo con una anécdota de la época. En una ocasión nos encontrábamos en el parque. Eran aproximadamente las 7:15 de la noche de un domingo y nos llegó la infausta noticia de que dos hermanos (cuyo nombre no recuerdo) habían sufrido un accidente en la víspera y estaban graves en la clínica San Cristóbal. Una pequeña multitud se concentró frente a este recinto para enterarse del desenlace del caso.
En ese momento había en la ciudad una cerrada competencia entre los Mellicitos Nivar y Luis Medina, quienes poseían ambos funerarias y se disputaban el favor de los “clientes”. Una ambulancia salió de la clínica para transportar a los heridos al hospital del Seguro, en Pueblo Nuevo. Y el Mellizo, que estaba en el lugar, se fue raudo detrás de la ambulancia nada y nada menos que conduciendo un carro fúnebre, para evitar que su competidor Luis Medina se le fuera adelante. La multitud que observaba le vociferó toda clase de improperios (desde hijo de la gran…. hasta azaroso y otras cosas por el estilo, y no le incendió la "guagua de muertos" porque se marchó rápidamente.
Con satisfacción transfiero a Ustedes apodos e imágenes que guardo en mi memoria, de personajes, unos populares y otros representativos (de las décadas de los 70 y los 80 y también de épocas anteriores) los cuales sé que traerán gratos recuerdos a los sancristobalenses de mi generación:
-Papatín, el que tenía una tienda de helados frente al Parque.
-Tatá Mateo, quien instaló una pequeña sala para ver televisión en la calle General Leger, cuando este “nuevo invento” no había llegado aún a San Cristóbal. (Cobraba dos cheles de entrada).
-Rafo El Gordo, un obeso jovencito que deambulaba calle arriba y calle abajo, por la parte alta de la ciudad.
-Doña Aurora (la de la tienda de fantasía que operaba en la calle Padre Ayala).
-Toñito El Cochero, quien era el propietario del mejor coche de la ciudad.
-Walter James (todos le decíamos “Guateryén”), quien durante décadas se vistió de “roba la gallina”.
-Mario Tulio, un personaje de porte inglés que residía en la Padre Ayala, frente al parque, al lado del Fortuna, quien aunque no lo aparentaba se decía que tenía “ciertas inclinaciones”.
-Don Héctor (el dueño del cine), quien aunque no era nativo de San Cristóbal se trasladaba diariamente a esta localidad y se caracterizaba por su esquelético cuerpo y su cara dura.
-Niño Díaz y Susana, quienes eran los choferes predilectos y de confianza de muchas familias del pueblo.
Otros personajes populares eran:
- Siete Cueros
La Biblia
- Chimbilín
- Juanico El Loco
- Tatá la Loca
- Boché,
- Heriberto El Rifero
- Macusa,
- Barre Minas
- Miñoño y Yipe (zapateros)
- La Piragua
- Pate`Plomo
- Popó
- Magró
- Cachimbo
- El Zurdo
- Chichito Maisoné
- Milito El Síndico
- Los Mellizos Nivar
- El Rojo
- Masú (el boxeador)
- Kidd Colorao (boxeador)
- Ñá
- El Sargento Camina Lindo
- El Sombrerú
- Chorizo (el profesor Soriano)
- Bocalisa
- Tata, El Pollo y Boli (hermanos)
- El Burrón
- Felipe El Loco
- Biemba y Felipa (las de Los Nova)
- Ameriquín
- Cañón
- El Chuzo
- La Guachipa
- El Tíntiri
Si Usted recuerda otros apodos, puede agregarlos más abajo. Comenzaré con el mío: Chucho!!.
TOMADO DE AL MOMENTO.NET, ANGEL CABRERA SANCHEZ (KIO)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario