miércoles, 22 de julio de 2009

TRUJILLO, POSITIVO O NEGATIVO?







Por FRANKLIN DIAZ POLANCO*


Aristóteles, definió al hombre como “Ente Eminentemente Político”. También dijo éste sabio que "cada día la sociedad está sometida a la dinámica del cambio.

Nadie ha podido escapar a esas realidades. En mi caso, en lo que hasta hoy he logrado tener éxito, es en mi propuesta de no ofender la sociedad, con acciones vergonzosas que impliquen inclinar mi frente hacia abajo, al desplazarme por las calles, no importa el lugar, tampoco la hora.

Inicialmente, sin ser activista, simpaticé por un dirigente de izquierda, “El Moreno”. Tiempo después sentí gran admiración por el fogoso líder del PRD, otro Moreno, todos lo conocieron. Hoy estoy integrado a los lineamientos del PLD, cuyo líder, rodeado de excepcionales condiciones, preside el actual gobierno, de quien el pueblo en general espera mayores cambios, pero, como un solo hombre no puede hacerlo todo, deberá realizarlo con la ayuda de todos los que integran el apartado estatal. Eso esperamos.

Habiendo leído numerosas obras acerca de la “Era de Trujillo”, también escuchado montones de ideas por diferentes vertientes, decidí conocer a través de contactos con parte del pueblo, la opinión sobre el régimen de Trujillo, período tan comentado, tan sentido y tan controversial. Se han escrito numerosos volúmenes de este discutido personaje, cuyos enfoques transitan entre lo bueno, lo malo, lo cruel y hasta lo enigmático.

Tomé una muestra de ochenta (80) actores de la sociedad, clasificados en dos grupos de 20 años hasta cincuenta y de 51 años en adelante. Con ésta pequeña muestra entendí podría llenar mis inquietudes.

Mi pregunta fue la siguiente: El gobierno de Trujillo, ¿fue positivo o negativo para el país?

Los resultados fueron los siguientes:

70% lo consideró positivo
30% lo consideró negativo

Entre los 20 y 50 años de edad:

59% lo consideró positivo
41% lo consideró negativo

De 51 años en adelante:

76% entendió que fue positivo
24% entendió que fue negativo

Como podrán apreciar, la respuesta favorece con amplio margen la aceptación del Régimen. Además, nótense que el grupo consultado de mayor edad aumentó de manera notable respecto al primer grupo.

Muchos de ustedes, al igual que yo, preguntarán ¿por qué estos resultados?

¿A caso coincidí en encuestar a un grupo de profanos provincianos?. Mi respuesta es “No”, conozco la mayoría, poseen bastante nivel.

Admito mi sorpresa por el amplio margen a favor de un gobierno que arropó todo el país, sometiéndolo a su obediencia mediante una actitud megalómana y lacerante.

Pero, visto esto, se impone en mi mente el sexto sentido que espero sea compartido por mucho; pues encontrar voces que se identifiquen a favor de ideas y razones, siempre debilitarán a quienes nos adversan, lo cual sabemos existen por montones.

Pienso que no se ha votado en esta encuesta a favor del gobierno de Trujillo, sino en contra de los gobiernos que le han sucedido.

La percepción de éstos indicadores es que los dominicanos de hoy, en su mayoría, sienten preferencia por aquel oprobioso sistema con su larga lista de inconcebibles acciones.

Éste voto, repito, a favor de la Dictadura de Trujillo, no es más que la manifestación de un pueblo en contra de los gobiernos posteriores a aquel Régimen de manos duras.

¿Qué ha pasado con el país posterior a la muerte de Trujillo? Citaré sólo un caso.

Si practicamos simples cálculos matemáticos y asignamos a cada incumbente público que maneja parte del presupuesto nacional, una suma conservadora desviada a sus bolsillos, la multiplicamos por el número de servidores públicos, luego, ese valor por los doce meses del año, y finalmente el resultado por cuatro, que son los años de gobierno, el valor revelado probablemente será un número que muchos dominicanos no podrán quizás descifrar, serían bastantes dígitos, ¿verdad?

Nota de lo anterior. No todos deben medirse con la misma vara, es por ello precisamente que hablo de una “suma conservadora”.

Visto lo anterior, cabe preguntar: Durante cuatro años con ese dinero, ¿cuántos centros de salud se podrían construir?, ¿cuántas escuelas para educar?, ¿cuántas urbanizaciones?, ¿cuántos empleos se podrían generar?.

En lo particular, me domina un sentimiento. Creo que la posición de un gran número de estos encuestados es simple retórica; todo el mundo sabe que ése gobierno no va a volver. Trujillo es un fantasma, y los fantasmas no adquieren figuras corpóreas. El pueblo prefiere su democracia aun estando quejosa y enfermiza. Lo que debemos es medicarla. Es más fácil verter opiniones y expresiones lanzadas al espacio a flotar, que verdades disparadas con el buen efecto de sanear.

Claro que los dominicanos tienen los vivos recuerdos del exilio, las desapariciones y las muertes, algunas de ellas espeluznantes. Son hechos del pasado, superados ya por el pueblo, que nunca jamás volverán; a menos que seamos los que menos avanzamos y lo que más olvidamos en todo el planeta.

*EL AUTOR reside en San Cristóbal

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