Por CESAR MEDINA
La división en el PRD es definitiva... Siempre lo fue, pero ya le quedó claro a los más optimistas soñadores que hasta el último momento pensaron en una reconciliación.
Lo dije hace mucho. Y hasta en la crónica ñ¡el palo del Listín!ñ, anunciando el preacuerdo con la fórmula Miguel-Carolina, quedó claro que aunque Hipólito Mejía había aceptado “renunciar a la candidatura por la unidad”, eso nunca llegaría a cuajar.
Por eso también continuó la parte institucional perredeísta trabajando en la conformación del “Pacto de la Esperanza” ñ¡otro palo del Listín!ñ convencido de que no era tal la aparente sinceridad de Mejía en procura de un acuerdo amigable.
La carta al país publicada ayer por Miguel Vargas hace definitiva la expulsión del PRD de Hipólito Mejía y Andrés Bautista, y la suspensión por dos años de Orlando Jorge y Geanilda Vásquez.
También se confirma la formulación del “Pacto de la Esperanza”.
La rotura definitiva del diálogo era previsible desde el primer momento, pero quedó en evidencia en la segunda reunión entre Hipólito y Miguel en casa del doctor José Joaquín Puello, a la que Mejía llegó con una posición ambivalente, diametralmente opuesta a la que había llevado al primer encuentro en la casa campestre del general Soto Jiménez.
En esa primera reunión se acordó que dos figuras intermedias ñCésar Sánchez, por Hipólito, y Eduardo Jorge, por Miguelñ redactarían el primer borrador con los acuerdos que firmarían los dos líderes. Pero a la segunda reunión en casa de Puello el que llegó fue otro Hipólito. Había sustituido a César Sánchez como su intermediario y colocado a Orlando Jorge dizque para redactar un protocolo donde se hicieran constar las exigencias de Miguel.
No cayó en el gancho
Vargas no cayó en el gancho... El propósito de Hipólito era que Miguel dejara evidencias escritas “de su ambición desmedida”.
En cambio, Vargas instruyó a su intermediario Jorge Prats para que reiterara verbalmente lo acordado entre él y Mejía en el almuerzo de Lomas Lindas, que se fundamentaba en los siguientes puntos:
Miguel candidato presidencial; Carolina Mejía, candidata vicepresidencial; Convención en febrero y se escogería un presidente de consenso para el partido y se decretaría la amnistía para los expulsados.
En la misma convención se escogerían los candidatos del 2016, y se distribuirían las posiciones electivas a senadores, diputados, alcaldes y regidores en proporción del 50 por ciento para la institucionalidad partidaria; 30 por ciento para Mejía; 20 por ciento para otras fuerzas.
Para aceptar la primera reunión con Hipólito, Miguel había puesto como condición que su candidatura a la Presidencia sería aceptada como primer punto, y luego podrían discutirse todos los demás asuntos. Hipólito lo aceptó.
¡...La burra es baya!
“Si digo que la burra es baya, es porque tengo los pelos en las manos”.
El viejo refrán se lo acreditaba el doctor Mario Read Vittini a su hermano Foíco desde los tiempos de Radio San Cristóbal, en la época del “Jefe”.
Ambos eran aprendices de locutores estimulados por el inmortal de la música Luis Alberti, que era el dueño de la emisora, y tenían en común un programa sabatino sobre temas culturales, pero Mario era ya un agudo intelectual que rebatía todos los conceptos de su hermano menos avanzado... ¡Hasta un día!
Foíco conceptualizaba sobre Víctor Hugo y Los Miserables, y a cada momento Mario lo interrumpía para hacerle aclaraciones.
¡Coño, Mario... No jodas tanto... No hables tanta mierda... Porque cuando yo digo que la burra es baya, es porque tengo los pelos en las manos”, retumbó aquella voz en todo San Cristóbal ese sábado por la tarde, mientras sacaba del bolsillo una edición popular de la afamada obra.
Me economizo las palabrotas... Pero repito la frase a propósito de cuanto he dicho sobre el PRD, Hipólito y Miguel:
¡Si digo que la burra es baya...!
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