lunes, 22 de julio de 2013

ORLANDO DICE Lo grave de la crisis PRD

Orlando Gil
orlandogil@claro.net.do
@orlandogildice
PENDIENTE.- Una falta, la falta, sería para avergonzarse, pues la encomienda es entregar una columna cada vez más perfecta. En mi caso es más que una obligación. Sin embargo, la semana pasada tuve un lapsus o cometí un error material. Confundí la nacionalidad del político y varias veces presidente José María Velasco Ibarra. Escribí que era peruano, cuando era ecuatoriano. Debo hacer la corrección, pues moralmente se impone, pero también porque muchos lectores se tomaron la molestia de hacerme la observación. Y no solo dominicanos, sino por igual peruanos y ecuatorianos, sin que me quedara claro a cuales ofendí más. Pues Velasco Ibarra, al parecer, no tiene la historia a su favor, y no importa que sea referida por sus compatriotas ecuatorianos, como por sus vecinos peruanos. Aunque no hubo dudas de sus dotes de orador y de que cada vez que se presentó como candidato solo necesitó de un balcón para persuadir a las masas de  apoyar su causa.  Fue un político de raza, aunque no el prototipo de buen gobernante, ya que nunca llegó para quedarse...
EL IMPASSE.- Los perredeístas de adentro y también los de afuera, que constituyen entre todos el universo político dominicano, creen que en el partido blanco hay crisis, y que es una crisis insuperable. Nunca he usado esa palabra, y considero que debe reservarse para situaciones mayores, o peores. Tengo por más apropiado el vocablo impasse. Sin importar el destino final. La experiencia es de que en ocasiones, en un manicomio, el director resulta más loco que los internos. Nada más hay que recordar cómo empezó el episodio, que es lo más parecido a la serie Los Caínes. Los hermanos se van matando unos a otros. El 20 de mayo del 2012 tenía que marcar un hito, pues las derrotas electorales no pueden tomarse a la ligera, y las responsabilidades, asumidas o eludidas, terminan siendo elemento de confrontación. Ahora, una cosa era que los liderazgos se resintieran y otra muy distinta que los organismos  dejaran de operar y el partido se convirtiera en zombie. En un muerto en vida, con más posibilidades de seguir muerto que recuperar la vida...
CANTO O LLORO.- La culpa de todo fue que el grupo de Hipólito Mejía creyó que una aventura podía ser una buena estrategia, disparó a lo loco y el tiro le salió por la culata. Miguel Vargas pudo haber sido denunciado como traidor a la candidatura de Mejía, y guardar esa acusación en el baúl de los rencores y cobrarse la afrenta cuando llegara el momento. El 19 de julio de que tanto se habla ahora. Pero no, era mucho esperar, y  decidieron dar un golpe de mano, olvidando que por lo menos en teoría el país  había avanzado y que existían órganos públicos con jurisdicción y competencia para resolver las dificultades internas de los partidos. He dicho y repito que el sector de Mejía no ha tenido los mejores abogados, pues no fueron capaces de adelantarse a los despropósitos y recordar que en el país existen leyes y en los partidos estatutos. Ahora se habla de parcialidad del Tribunal Superior Electoral, pero acaso no era previsible el resultado. En política se canta o se llora, pero no puede llorarse después que se cantó... 
TEMPERAMENTO.- La política se maneja con estrategia y no con temperamento. Se le criticó a Vargas que siendo un simple excandidato a la presidencia suscribiera con Leonel Fernández un pacto, sin considerar ni tener en cuenta el partido. Sus oponentes, sin embargo, hicieron otro tanto. Mejía, siendo también un excandidato a la presidencia, se proclamó “líder de la oposición” y creyó que esa condición le daba derecho a ser jefe absoluto del PRD. Como si Vargas, que era institucionalmente el partido, no existiera. Estos lodos son la consecuencia natural de esas  lluvias. Lo grave no es lo que piensan hacer, si no que no hayan aprendido la lección de que el temperamento no es suficiente. Lo dije y lo repito. El PRD necesita de un mínimo de normalidad, de que sus organismos funcionen, aunque sea de manera precaria, y la única forma es dejando a Vargas hacer, y todavía más, pasar, pues con astucia y sin violencia va ganando pequeñas batallas, y posiblemente la guerra. Mejía tiene la bomba atómica, pero no puede tirarla. Vargas se le va imponiendo con gomita y cascaritas de china, el llamado Tira Pó.

Tomado del Listian Diario por Angel Cabrera Sanchez

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